10 febrero 2006

Patologías asociadas a la conquista

Resulta ser que en nuestra inacabable búsqueda de una pareja perfecta (inacabable porque la perfección es un infinito, y no se pueden alcanzar los infinitos, sólo podemos aproximarnos) vamos evolucionando y casi inconscientemente vamos metiéndonos en la boca del lobo.
Paso a explicarme: Está claro que no podemos establecer una escala para comparar personas integramente, somos todos demasiados complejos para que cuele una reducción de tales dimensiones. Pero si reducimos los factores que estamos considerando, entonces sí podemos establecer ciertas relaciones de competencia entre las personas. Intentar explicar mi visión sobre las formas de reducir, de como contabilizar parámetros y demases puede tomarme tres días de reflexión perfectamente, así que lo dejaré para otra ocasión. El punto es que, de cierta manera, podemos comparar a las personas entre ellas, si consideramos solamente algunos matices.
Ahora, todos nosotros tenemos prioridades a la hora de establecer relaciones, entonces podemos establecer ciertas prioridades en ciertas personas sólo sabiendo cuales son sus prioridades. Hasta acá nada nuevo. El tema es que podemos establecer entonces una pseudoescala, teniendo en cuenta nuestras prioridades y el como estas aparecen distribuidas en la gente. Entonces, si para mí la curiosidad es un requisito indispensable para poder ejercer cierta atracción sobre alguna persona, entonces toda la gente que no sea curiosa, simplemente es impermeable a las cosas que tengo para mostrar, y queda excluida del espectro de "posibles" o "targets".
Bueno, todo esto es para intentar explicar algo, pero es que me enrollo mucho.... El tema es que nosotros establecemos una pequeña escala, en la que vamos quemando cada vez a más gente. Cada vez que terminamos una relación vivida (realmente vivida y disfrutada) entonecs subimos el listón hasta lo que nos dió esa persona, en las cosas que consideremos relevantes. Automaticamente, se deduce que en algún momento, el listón está demasiado alto, y la gente que realmente consideramos competente se reduce. Vamos de esta manera, acortando el espectro de gente disponible, hasta que no podemos encontrar a nadie que nos llene de tal manera. Me arriesgaría a decir que esta es la fuente de todas las infidelidades. La búsqueda de ese alguien que no pudo retenerse, de ese alguien perdido.